
El exzar antidrogas de México, Genaro García Luna, llegó a la corte en Estados Unidos escoltado por dos alguaciles, vestido impecablemente con un traje oscuro como en sus días como secretario de Seguridad Pública. Ante la mirada atenta del tribunal, García Luna se preparó para enfrentar su destino, acusado de colaborar con el Cartel de Sinaloa durante más de dos décadas. A pesar de la gravedad de las acusaciones, García Luna mantuvo su postura firme, defendiendo su inocencia y su legado en su última comparecencia en el banquillo de los acusados. Sin embargo, el mito del superpolicía se desvaneció cuando el juez Brian Cogan lo condenó a 38 años de prisión. El fin de una era había llegado.