Uno de los poemas más famosos de Charles Chaplin y que nos ofrece una lección fabulosa sobre el crecimiento personal, comienza así: “Cuando empecé a amarme de verdad comprendí que en cualquier circunstancia, ante cualquier persona y situación, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Fue entonces cuando puede relajarme. Hoy sé que eso tiene nombre: autoestima”. Cuenta la historia que hubo un momento donde en el mundo del arte, la ciencia y la cultura solo brillaban dos nombres sobre los demás. Era el de Charles Chaplin y Sigmund Freud. Si el primero tenía el rostro más familiar y más admirado, el segundo disponía, en apariencia, de la mente más brillante. “No debemos tener miedo de confrontarnos… hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas” -Charles Chaplin- Era tal la notoriedad de ambas figuras que Hollywood pasó muchos años intentando que el padre del psicoanálisis se involucrara en alguna gran producción. Fue en 1925 cuando el dire