La lluvia cae silenciosa sobre el zócalo de Ciudad de México, tapada por los gritos de justicia y los puños en alto en conmemoración de los 10 años de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. La ira acumulada durante una década sin respuestas se hace presente en la multitud que marcha con tristeza y rabia. El tiempo apremia, ya que el sexenio de Andrés Manuel López Obrador está por terminar y las promesas de esclarecer el caso siguen sin cumplirse. La investigación, encargada por el presidente, se detuvo al tocar al Ejército y no avanzó más. En este aniversario, un Palacio Nacional blindado y sordo representa la falta de respuesta a un clamor de justicia que sigue resonando en las calles.
Sumergimos a la gente en su propio pastel de cumpleaños y nos hacemos 'limpias' con un huevo. 1. Mover el dedo de arriba a abajo para decir que sí. Televisa En México basta ver esta señal para saber que estamos en lo correcto o que tenemos aprobación, pero en cualquier otro lugar del mundo es un simple dedo moviéndose sin sentido. 2. Poner comida en los altares de Día de Muertos. instagram.com Es imposible explicar esta tradición sin que piensen que estamos locos. O sea, la comida no es para los vivos, sino para los muertos que vienen en la madrugada a comérsela, pero sin desaparecerla, porque sólo se comen su esencia. ⁀⊙﹏☉⁀ 3. Llamarles "dulces" a cosas que no tienen nada de dulce y mucho de picante. instagram.com ¿Por qué les seguimos llamando dulces si tienen chamoy y chile de árbol? Nunca lo sabremos. Lo cierto es que "regálame un dulce" es una de las frases más peligrosas que