En 1996, Andrés Manuel López Obrador, de 42 años, lidera una protesta en Tabasco contra la privatización de las plantas petroquímicas de Pemex impulsada por el presidente priista Ernesto Zedillo. En medio de la lucha, su camisa está manchada de sangre por un porrazo de un militar en la cabeza. El ambiente es hostil: el calor tropical, el suelo fangoso y los mosquitos feroces no detienen la determinación de López Obrador. Tras romper con el PRI, se convierte en una figura destacada en el PRD, la izquierda mexicana, y se coloca al frente de la marcha, desafiando a la policía y los militares.
Sumergimos a la gente en su propio pastel de cumpleaños y nos hacemos 'limpias' con un huevo. 1. Mover el dedo de arriba a abajo para decir que sí. Televisa En México basta ver esta señal para saber que estamos en lo correcto o que tenemos aprobación, pero en cualquier otro lugar del mundo es un simple dedo moviéndose sin sentido. 2. Poner comida en los altares de Día de Muertos. instagram.com Es imposible explicar esta tradición sin que piensen que estamos locos. O sea, la comida no es para los vivos, sino para los muertos que vienen en la madrugada a comérsela, pero sin desaparecerla, porque sólo se comen su esencia. ⁀⊙﹏☉⁀ 3. Llamarles "dulces" a cosas que no tienen nada de dulce y mucho de picante. instagram.com ¿Por qué les seguimos llamando dulces si tienen chamoy y chile de árbol? Nunca lo sabremos. Lo cierto es que "regálame un dulce" es una de las frases más peligrosas que