Cada mañana, Yazmín experimenta una sensación inquietante en su pecho al comenzar su jornada laboral. Mientras su hija se queda en casa, decide no llevarla a la escuela por motivos de seguridad. A pesar de sentirse angustiada por la incertidumbre de si volverá a ver a su hija, se dirige al trabajo sin derramar una lágrima. Como funcionaria del Gobierno, se enfrenta a la presión de no poder faltar al trabajo, a pesar de la falta de protección y apoyo. Con un seguro de vida de menos de 100.000 pesos, se cuestiona qué dejará a su pequeña en caso de cualquier eventualidad. Esta es la cruda realidad que enfrenta Yazmín, cuya identidad se mantiene en anonimato.
Sumergimos a la gente en su propio pastel de cumpleaños y nos hacemos 'limpias' con un huevo. 1. Mover el dedo de arriba a abajo para decir que sí. Televisa En México basta ver esta señal para saber que estamos en lo correcto o que tenemos aprobación, pero en cualquier otro lugar del mundo es un simple dedo moviéndose sin sentido. 2. Poner comida en los altares de Día de Muertos. instagram.com Es imposible explicar esta tradición sin que piensen que estamos locos. O sea, la comida no es para los vivos, sino para los muertos que vienen en la madrugada a comérsela, pero sin desaparecerla, porque sólo se comen su esencia. ⁀⊙﹏☉⁀ 3. Llamarles "dulces" a cosas que no tienen nada de dulce y mucho de picante. instagram.com ¿Por qué les seguimos llamando dulces si tienen chamoy y chile de árbol? Nunca lo sabremos. Lo cierto es que "regálame un dulce" es una de las frases más peligrosas que