
El reciente enfrentamiento entre Estados Unidos y México ha tenido un protagonista sorprendente: Ken Salazar, reconocido por su diplomacia y sonrisa, ha abandonado su tono conciliador para expresar la incomodidad de Washington frente al proyecto de reforma del Poder Judicial propuesto por el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador. Este tema, que acapara la atención en la próxima legislatura del Congreso a partir del 1 de septiembre, ha llevado a Salazar a lanzar tres contundentes críticas: calificó la elección directa de jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte como un “riesgo para la democracia”, una “amenaza” para la relación comercial entre ambos países y una posible vía de influencia del narcotráfico en el sistema legal.