Los perros tienen un instinto protector que se puede extender a toda clase de vida y que en el caso de esta pastor alemán saltó a la luz cuando la familia estaba preparada para disfrutar de una exquisita cena de langosta. ¿A quién protegió la perra? ¡Pero claro que a la langosta!
Sami no ha sido mamá, pero desde siempre tiene esa vena maternal que indica cuando un bebé indefenso necesita protección. Y así la necesitaba la langosta. Y no permitía que su familia se acercara a la langosta, no permitía que otros perros se acercaran a la langosta, la protegía celosamente.
Tal vez la veía como a su cachorro, o tal vez la veía como a su cena y no quería que nadie se acercara y le quitara su manjar. Sea como sea, seguramente la pobre langosta estaba aterrada.
Fuente: perfecto.guru